viernes, 31 de julio de 2015

DON LEOBARDO, ENTRE EL HORNO DE LEÑA Y EL EUFONIO

Desde los 10 años, don Leobardo se interesó en la música en su natal Xochistlahuaca, donde dirige una banda infantil. Una afición que tiene que combinar con la elaboración de bolillos en un horno que instaló en su casa, para obtener los recursos económicos necesarios para vivir.

Tlapa de Comonfort, Guerrero, 31 de julio.- En Tlapa del 23 al 25 de julio se llevaron a cabo los cursos de fortalecimiento integral de las Caravanas Culturales por la Paz en la Montaña.
El curso de ensambles de música de viento fue uno de los que se impartieron y estuvo a cargo del reconocido trombonista mexicano, Faustino Díaz.
Don Leobardo viajó desde el municipio de Xochistlahuaca en la Costa Chica, para asistir a esta actividad, porque platicó que quiere desarrollarse en la música para transmitir sus conocimientos a los menores que integran la banda de música de la que es instructor.
“El taller fue sobre conocer la partituras, saber hacer las escalas de diferente tonos. Yo toqué el instrumento que se llama eufonio, que tiene el mismo registro que un barítono”, comentó.
El eufonio es un instrumento de viento metálico, notorio por su tubería dorada. Don Leobardo lo lleva a todos lados.
Viste el traje de manta característico de los varones amuzgos de la zona de Xochistlahuaca. Mira fijo a los ojos, de manera profunda y amigable. A punto de regresar a su pueblo, se animó a platicar su experiencia.
“En mi pueblo formaron una banda de puros niños y niñas de nueve a 15 años y yo estoy al frente de ellos. Pero nos hace falta mucho, aprender lo que es la música. Y hasta ahora que nos tocó este taller, que me va a servir de mucho para enseñarles cómo van a ejecutar sus instrumentos”, explicó.
Desde que tenía 10 años, don Leobardo está involucrado con la música. Aprendió cuando a su pueblo llegó un maestro que formó una banda, como la que ahora dirige.
No ha podido dedicarse al 100 por ciento, pues no le alcanza. La música no da de comer tan seguido, por lo que tiene que combinar esta práctica, haciendo bolillo en un horno provisional de leña que instaló en su casa.
Por ello, don Leobardo es ejemplo de cómo las Caravanas Culturales por la Paz promueven el movimiento y contacto cultural entre las regiones del estado y de la manera en que esta iniciativa impulsa los talentos y permite la actualización artística.
Pero sobre todo, se trata de un ejemplo de que cuando alguien realmente tiene deseos de aprender algo, no importan los obstáculos.
Luego de platicar su experiencia, a don Leobardo le esperan seis horas y media de camino de Tlapa a Xochistlahuaca. Del corazón de la Montaña a la Costa Chica de Guerrero.

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