martes, 30 de septiembre de 2014

SOCIEDAD PARTICIPATIVA O SOCIEDADES CON QUEJAS FRECUENTES DE HAMBRE Y SED DE JUSTICIA. Por: Zoila Elena Solís Hernández.

CUADRO DE FRANCISCO GOYA
La gente que vive sin saber que es justicia,  nunca saciara su hambre aunque ingiera sus alimentos tres veces al  día.  Un pueblo no puede ser justo cuando lo hace por su propia mano.
Nunca se estará satisfecho, si a la gente no se le enseña lo que es la justicia.
La gente no puede tener justicia cuando en vez de quitarles las vendas de los ojos, les callan la boca con promesas de causas justas.  La gente no puede tener justicia si por la búsqueda y ambición del poder los grupos de élites y  líderes, agrupaciones sociales y grupos de presión aprovechan los momentos de ingobernabilidad para aparecer en los escenarios y hacer justa y merecedora su ayuda y solidaridad. La gente no puede tener justicia si la brecha de entre ricos y pobres, de víctimas y victimarios, de gobernantes y gobernados,  de actos humanos e inhumanos nos atrapa en la mediocridad.
La gente no puede ser justa si hacen justicia  hacen por su propia mano. La gente no puede ser justa, sino se le enseña a serlo. La gente no puede superar sus errores, si antes no sabe que sigue viviendo entorno a ellos; al que lo han acostumbrado.  La gente no puede olvidar lo que ha aprendido: Ser violento, como una causa justificada de su insaciable sed de justicia, de su rebeldía.  La violencia es un componente estructural de nuestras desigualdades. Hay que aprender a identificarla y no repetirla.
Calmar el círculo de la violencia requiere gente dando amor, paciencia, tolerancia, respeto, llamar a la concordia y no dejar que suenen más fuertes los tambores de guerra y derramamiento de sangre. Es necesario vivir una nueva contracultura.
Es urgente que en el Estado de Guerrero se olviden las conspiraciones avanzadas y se haga hacer valer el Estado de Derecho con justicia para todos.
El líder de la defensa de los derechos humanos deber ser una persona sabia y justa. Requiere de nobleza, corazón y temple. 

 La inestabilidad que se vive  en Guerrero, es en la que todos participamos y la construimos todos los días, por eso tenemos los mismos resultados, los mismos datos duros.   Que el pensamiento político y las enseñanzas de los intelectuales del poder, la sabiduría y del mismo ejercicio de la política sean puestos en la práctica y no se vuelva como siempre una verdadera utopía.
Del Estado de Guerrero se nos ha dicho su historia, la forma en cómo nace la entidad, revestida de poder  y en medio de una lucha por ejercer la autoridad de unos sobre otros y a la que con mucho orgullo nombraron…El Estado de Guerrero, donde se  conceptualizaron  más los atributos de un valiente personaje revestido de valentía y coraje, que al mismo apellido que le diera como ser humano el caudillo Vicente Guerrero Saldaña.    La geografía del poder en cada región del estado, nos sigue mostrando que somos el mismo patrón heredado del génesis con repeticiones de violencia  a través de las  masacres humanas como una ofrenda a la violencia.  Estas  conductas adquiridas, experimentadas y hechas a la medida de la misma sociedad guerrerense,   de tanta práctica se volvieron una costumbre, una tradición y una cultura.  Se nos ha dicho hasta el cansancio que somos ¡valientes,  bravos y rebeldes! y cada día nos esforzamos por hacer valer a lo que según creemos es nuestra identidad; coraje, violencia y rebeldía sin que hasta el momento podamos justificarla. Estamos  sin consumar y consolidar y  construir un territorio  de armonía donde reine la virtud de los ciudadanos en conjunto con sus leyes. Si,  señores, la cuna de los Sentimientos de la Nación, está convertida en una cuna donde se origina la violencia!!!!.
Alba Teresa Estada Castañón,  investigadora de la UNAM en su libro, “Sociedad, economía, política y cultura”,  el génesis del Estado de Guerrero su historia, y su geografía del poder se manifiesta en su  natal y actual pobreza, su atraso económico, inestabilidad política, el soborno, la violencia,  el sabotaje y la traición.  
La investigadora como buena guerrerense, hace  una  aportación a partir de su estudio para conocer al guerrero y al guerrerense, precisamente para entender los fenómenos sociales en este estado.  Somos económicamente empobrecidos, socialmente disgregados, culturalmente enfrentados y con violencia política, señala la  realidad justificada de su diagnóstico.
Entonces, poco nos interesa saber ¿Quiénes somos?, y  partir de ese autoconocimiento  descubrir y entender por qué actuamos de forma violenta e impositiva sobre otros. ¿Acaso el ejercicio del poder es lo que no se ha podido controlar?, o es el  miedo a conocer nuestra propia identidad?  Nadie quiere tener la culpa, nadie quiere parecer ignorante y tampoco nadie hace algo por cambiar las formas de actuación.  
Hemos hecho un mito con los valores de valentía, coraje y rebeldía, hasta ha quedado escrito en notas y letras musicales, en párrafos de poesía  y diálogos de la vida diaria que somos ¡bravos y valientes!, y ¿para qué?,  si no podemos cargar con nuestra realidad, esta que no hemos podido cambiar.
Hemos construido un modelo de violencia desde el escenario bélico desde la Guerrilla Insurgente en la independencia, hasta la guerrilla campesina de los años setentas y de ahí todos los eventos sangrientos ocurridos en varios periodos de gobierno. Y tal parece que así estamos contentos repitiendo patrones en el círculo de la violencia. Es más fácil ponerse  berrinchudos cada vez que queremos tomar ventajas sobre otros, manipulando y chantajeando las vías neutrales olvidando la  concentración y  el llamado a la prudencia, y por eso mira;  observa…. ¡¡¡¡Cómo estamos en Guerrero!!!! Los datos duros y la violencia nos lo confirman todos los días.
Será entonces, ya necesario replantear el ejercicio de la práctica de la política en este estado?,  de crear escenarios más justos para todos, con procesos electorales más ordenados, con un seguimiento pasivo del cambio de poderes que no atraiga el dolor y la muerte, con una sociedad más participativa y no más empecinada en una cultura apática y dejada para después echarle la culpa siempre al gobierno, al sistema. De seguir asumiendo una vez más que tenemos la razón de justificar la violencia, bajo el argumento de que es la única respuesta a un pueblo que padece ignorancia y pobreza.  Todo queremos subsidiado y compensado.  Y preferimos discriminarnos y excluirnos para tener siempre la razón.
Hay que comprender nuestra naturaleza, pero para darle valía humana y espíritu a nuestras leyes de convivencia,  no para seguir asumiendo y justificando nuestra frustrada violencia, porque la originamos, pero no nos lleva a nada más que al mismo circulo vicioso.
Dejemos de usar la justicia cuando nos conviene y dejar de ser justos cuando ya no la utilicemos.
El Estado de Guerrero debe de brillar como verdadera Cuna de Los Sentimientos de la Nación poniendo en  práctica la Justicia del Estado.
El libro los diálogos de Platón, con referente a La República o de lo justo,  cita: “En cada estado, la justicia no es sino el provecho de aquél que tiene en sus manos la autoridad, y es por ende, el más fuerte”
Para mí, la República es justa, porque da a cada cual lo que se le debe, incluso a ella, que ejerce el poder y fuerza, contra el más débil.

¡¡¡Guerrero!!!, deja de exigir lo que no estás dispuesto a dar. 

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